Diego Vergara: ‘’Con este proyecto se planteó un espacio moderno pero que fuera pertinente a la cultura local’’
Hablamos con el Director del Área de Arquitectura de Proyecto Propio para que nos cuente como se desarrolló el proyecto de una sede social en Malalhue
Este mes finalizó la construcción de un centro comunitario mapuche en Malalhue, en la comuna de Lanco, un proyecto que fue desarrollado por Fundación Proyecto Propio en trabajo conjunto con la comunidad mapuche del territorio y con una constructora local. Para saber más detalles, conversamos con el arquitecto responsable del proyecto, Diego Vergara.
Diego Vergara es arquitecto por la Universidad de Talca y diplomado en Edificaciones sustentables, en Gestión Estratégica del Territorio, en Evaluación Socioeconómica del Hábitat y candidato a Magíster en Hábitat Residencial por la Universidad de Chile.
Desde sus inicios ha dedicado su carrera al desarrollo y a la construcción de proyectos de interés social, principalmente en zonas rurales del centro sur del país, trabajando bajo una mirada participativa con diversas comunidades de pescadores, indígenas y campesinos, entre otros. Desde 2012 se desempeña como arquitecto de Fundación Proyecto Propio, siendo actualmente el Director del Área de Arquitectura
¿Cómo surgió el proyecto de construcción de un centro comunitario en Malalhue?
El proyecto surgió de la comunidad, que desde hace mucho tiempo buscaba tener un espacio de encuentro para desarrollar sus actividades, y lograron el apoyo económico de una empresa de telecomunicaciones que decidió apoyar la iniciativa.
En este contexto, Fundación Proyecto Propio cumplió un rol de apoyo a la comunidad en aspectos de promoción de la participación y de apoyo en el diseño y la gestión de la obra.
¿Cómo se llevó a cabo el proyecto?
En una primera etapa se llevaron a cabo mesas de trabajo donde se diseñó el proyecto, y una vez definido, continuamos con los permisos municipales y del servicio de salud para finalmente terminar con el proceso de construcción de la obra.
En la primera mesa de trabajo, por ejemplo, los dirigentes sociales y los líderes culturales propusieron la idea de construir un espacio comunitario, entregando un dibujo a mano alzada con los requerimientos espaciales que solicitaban. En esta instancia también se dejó en claro que no querían fuego dentro del edificio. Querían una construcción más limpia, que permitiera realizar exposiciones de artesanías y productos de su cultura.
También se planteó que querían un espacio más moderno que cumpliera con los estándares actuales de construcción pero que fuera pertinente a la cultural local, sumando la condicionante de contar con los permisos y recepciones municipales correspondientes, debiendo cumplir con todos los requerimientos de la normativa vigente en el país.
¿Qué se decidió respecto el diseño arquitectónico de la construcción?
Una vez definido el marco general donde actuaríamos comenzamos con las mesas de diseño que nos llevarían al proyecto arquitectónico final. Una de las ideas que siempre preponderó en el imaginario de la conversación y como una manera de referirse al espacio que íbamos a construir fue la ruca.
Así, comenzamos a desmembrar la ruca buscando sus principales componentes: la orientación de sus aperturas, la materialidad orgánica, su sistema estructural, su forma de recorrido, su espacialidad, etc., y fue tomando estas ideas en cuenta que se propuso un edificio cuya estructura tuviera que ver en cierta manera con la ruca, pero que no fuese una imitación, sino que fuera capaz de tomar algunas características particulares de esta pero ser un edificio de una arquitectura un tanto más contemporánea.
Su fachada, confeccionada completamente con tejuelas de láminas de acero hechas en obra, se deja oxidar y luego se protege con una película impermeable. De esta manera, se busca convertir el edificio en un elemento vivo que dialogue con el entorno, que se transforme y se relacione con el bosque según las distintas estaciones del año.
Por sus dimensiones, recorriendo por un costado del edificio queda su altura a escala del tamaño humano, mientras que al alejarnos podemos ir descubriendo su dimensión en relación al bosque que lo rodea. En su interior, un gran volumen de aire toma alturas y proporciones de ruca da cabida al salón central y en la medida que baja de altura se van conformando los espacios de servicio. La forma general del volumen está determinada por la instalación de una ventana en la parte superior que mira hacia la cordillera, hacia la salida del sol, y con este gesto el edificio se abre a la luz del alba, permitiendo iluminar de manera uniforme los muro blanco que sostiene parte de la exposición de obras.
En términos programáticos, el edificio de 140m², cuenta con un volumen central de 70m² como gran salón, y otros 70m² de equipamiento que considera una oficina, estantes, tres baños, con uno de accesibilidad universal, una gran cocina, y camarines para hombres y mujeres con dos duchas y un W.C. cada uno.
¿Qué particularidades presenta este proyecto respecto otros realizados por Proyecto Propio?
En términos generales el proyecto se ha desarrollado bajo la metodología planteada por Fundación Proyecto Propio, donde los habitantes son los principales actores, y se reconoce en ellos la experiencia de habitar su propio territorio.
Por otra parte, sin duda diseñar un espacio de estas características para una cultura como la mapuche es un desafío que nos lleva a extremar esfuerzos buscando lograr el mejor de los resultados posibles.
¿Cómo ha sido trabajar con la comunidad mapuche?
Este es el segundo proyecto que hemos realizado con una comunidad mapuche, siendo una bella experiencia poder insertarnos en su territorio, interactuar con su cultura y ejecutar proyectos de manera respetuosa y consensuada. La verdad, creo que una de las principales virtudes del trabajo realizado es que se conformaron mesas de trabajo sinceras y respetuosas, donde todas las partes buscamos como poder contribuir a construir una respuesta consensuada al desafío que nos convocaba.
Parados desde una vereda respetuosa y reconociendo el gran valor cultural que poseen, encontramos en este tipo de desafíos motivaciones que nos llevan a entregar lo mejor de nosotros, explorando caminos de innovación para poder dar una respuesta satisfactoria a los requerimientos.
Otra de las cosas interesantes que ocurren al trabajar con una comunidad mapuche es que en ellos encontramos una contraparte activa, con ideas y límites claros, con una base sociocultural que es un cimiento firme desde donde trabajar.
¿Cómo ha sido la fase final de la obra?
Salvo las complicaciones climáticas, la obra se ha desarrollado en completa armonía y con un muy buen nivel de terminaciones. En esto, debemos agradecer al el Sr. Patricio Sandoval y su equipo por su gran profesionalismo y disposición a desarrollar una construcción de primera nivel.
También debemos reconocer el aporte activo de la presidenta de la junta de vecinos, la Sra. Doris Catrinahuel, y a los comuneros, quienes constantemente visitaron la obra y colaboraban planteando sus dudas y entregando sus puntos de vista.
¿Va a haber un acto de inauguración?
Sí, se está coordinando con la empresa de telefonía una fecha de inauguración. Creemos que ha sido un proceso armónico y respetuoso desde ambas partes así que amerita realizar una actividad de cierre.
Por ahora, el espacio empieza a ser utilizado a partir del 15 de diciembre, donde realizaremos una jornada de capacitación a la comunidad de cómo mantener y hacer mejoras a la vivienda.